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20/03/2019 –  5 minutos de lectura
Por Federico Rosso

Muchos aún confunden transformación digital con digitalización, porque ponen el énfasis en canales digitales de comunicación y venta. Otra confusión se da con la incorporación de tecnología como la robótica, la inteligencia artificial, el big data o Internet de las cosas. Sin embargo, el tema es mucho más que todo eso.

La transformación digital implica integrar, de manera continua, los elementos tecnológicos al ADN de una empresa, para que la tecnología digital se convierta en aquello que necesita para alcanzar más eficazmente sus objetivos. Los cambios que deben activarse para la transformación digital de una compañía son más culturales que tecnológicos, están más relacionados con el corazón de los negocios y alma de la organización que con la implementación de herramientas para innovar.

  1. La transformación digital nos obliga a replantear el pensamiento estratégico

Es un proceso que implica incorporar las tecnologías de forma transversal a la estrategia de negocio de una organización, con el fin de generar innovaciones para beneficio del cliente interno y externo.

“No se trata de actualizar la tecnología, sino de actualizar el pensamiento estratégico”, remarca  David Rogers, autor del libro The Digital Transformation Playbook: Rethink Your Business for the Digital Age.

Este académico de la Universidad de Columbia sostiene que las empresas tradicionales necesitan repensar sus enfoques estratégicos por medio de cinco dominios: clientes, competencia, datos, innovación y valor. Aprovechar las redes de clientes, las plataformas, el big data, la experimentación rápida y los modelos de negocio disruptivos, son algunos de los campos que autor llama a integrar en las organizaciones.

  1. La transformación digital nos exige un cambio cultural y organizacional

Y quienes no lo entiendan así quedarán fuera del juego. Las empresas, sean del tamaño que sean, tendrán que desarrollar su negocio desde un nuevo enfoque. Para lograrlo, como hemos visto, no basta con la aplicación de la tecnología digital a sus operaciones, sino que deben cambiar la cultura empresarial y la forma de trabajar de sus colaboradores.

La transformación digital no tiene que ver tanto con tecnología, sino con cambiar a las personas y su cultura. Una de las mayores necesidades que se plantea a nivel organizacional es la de ser capaces de impulsar y gobernar cambios muy rápidos en los modelos productivos y de negocio, constantemente.

En este sentido, uno de los retos en el proceso de transformación digital es el desarrollo del talento, según lo destacó Jack Welch en su libro sobre la revolución digital de General Electric (GE). Para el autor y ex director general de GE, la creación de cargos con nuevas competencias es necesaria para el desarrollo de la transformación digital e innovación y, por lo tanto, las acciones enfocadas en los colaboradores son esenciales para el crecimiento constante profesional y motivacional.

Si quieres profundizar sobre este aspecto lee, Organizaciones Teal, de la jerarquía al propósito.

Según el informe global Infosys Digital Radar 2019, los sistemas heredados, la falta de capacidades de gestión de cambios y las habilidades relevantes se encuentran entre los principales obstáculos para la transformación digital en 2019. Entre todos, los sistemas heredados se posicionan como la primer barrera, con 41% de las personas encuestadas que apuntan hacia este aspecto.

  1. La transformación digital nos pide un nuevo tipo de liderazgo

Indudablemente, los líderes de esta transformación deben ser capaces de gestionar en la incertidumbre, pero también motivar y empoderar a equipos en entornos complejos que requieren de alto rendimiento. Al mismo tiempo, deben ser capaces de promover la capacidad de colaboración e innovación en la organización.

En este marco, el “liderazgo de tipo transformador”, aquel que trata de inspirar una visión futura y estimular con ella el compromiso de los colaboradores, se posiciona como muy efectivo para abordar procesos de transformación digital en las organizaciones.

La diferencia entre líder tradicional y un nuevo líder es que uno dirige una jerarquía y el otro construye una comunidad. Autores como Roger Martin lo denominan como “líder cooperativo”, ya que está involucrado en todo el proceso de transformación, donde motiva, confía e inspira a los colaboradores. Además, las decisiones las toma con base en un modelo de cascada que involucra a cada nivel de la organización.

Una de las grandes características de las organizaciones autogestionadas “es que se basa en un liderazgo contextual, distribuido entre los diferentes roles, y no en personas”, afirma Tamames.

4.La transformación digital representa la cuarta revolución industrial

Antes que nada, tenemos que entender que lo que denominamos transformación digital es un fenómeno tan generalizado y contundente que ya ha sido considerado como la cuarta revolución industrial del planeta.

Según el enfoque del  artículo de Ángel Mahou y Santos Díaz Pérez, La cuarta revolución industrial y la agenda digital de las organizaciones, en las 3 primeras entraron en vigencia avances como la máquina de vapor, la electricidad, la concentración de la industria y el incremento de la productividad, hasta llegar a la automatización de los procesos y la mejora continua de la productividad.

La gran diferencia de esta cuarta es que “se caracteriza por la velocidad con la que la tecnología provoca que las nuevas oportunidades se conviertan en antiguas en pocos años, justamente por la interconexión en red”.

Precisamente, a nivel de las organizaciones, la disrupción fundamental de las tecnologías digitales consiste en un cambio en los modelos de negocio: el paso de la cadena de valor al ecosistema (red).

Autor

Federico Rosso

Content Editor en Insights.

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